Hay que estudiar bien la descripción y reflexionar ...
Hay que estudiar bien la descripción y reflexionar más todavía a lo que NO se sugiere en ella. Este producto no atraviesa de regalo apañado para preadolescentes que solo procuran algo con la imagen de sus héroes animados. Cualquier despertador de una tienda de chinos al que añadir un pegata aftermarket con la heroína virtual daría el pego. Lo unico que aporta es la forma en tonalidad con unos led de escasa capacidad y que se programa muy turbia en el techo, siempre que la estadía esté completamente a oscuras.
Si una espera que el despertador traiga alguna romántica melodía de la lista animada, la contestación es no. Suena una corriente y engorroso Beep, propio del reloj asiático barato que realmente es. Y iris porque la descripción del representante sencillamente no dice que la lleve, así que sinceramente no mienten a absolutamente nadie. La cita "Alarma con función de repetición, para levantar suavemente con Ladybug" esconde que te lúcida un pitido que en los primeros años 80 ha podido resultar nuevo y que, además, no permite verificación de intensidad. Despierta a todo el vecindario.
La cita "Muy sutil con pulsadores grandes y seguro para que los menores lo utilicen cualquier ocasión" es ficticio de principio a fin. No es automático, hay un botón que vale para múltiples funciones y necesita estudiar bien las minúscula letra del manual para entenderla. Lo de la confianza es discutible, como minimo, cuando es una corriente producto de plástico económico a pilas que, ahora bien, con sencillez está cayendo al piso porque es prácticamente una pelota. Los botones no son grandes, ni siquiera para recién nacidos. Cuesta pulsarlos porque hay que presionar y son muy enrasados con el armazón de plástico.
Como ganancia, puedes planificar cuántos segundos se quiere que la silueta iluminada se mantenga encendida. Aquí lo más gracioso es que cuando es andando un ciclo de luces de tonalidad y se exige apagar, hay que aguardar a que el ciclo finalice. No se suaviza inmediatamente.
Para qué nombrar la carcasa de plástico rígida y crepitante, que avisa de que a la primera declinación se agrietará. La impresión es de lo peor, recuerda a las bolas con juguetes que se tiene la posibilidad de sacar por 1 € en las máquinas de los bares y estos son de un plástico más elástico y duradero.
En definitiva, se trata de producto regular, un reloj asiático, una carcasa del plástico más económica y unos fundamentos ornamentales de cualquier personaje cándido o doncel a precio desorbitado. Para escapar del paso de un regalo da navidad o de cumpleaños, que permite la representación de que, incluso si el regalado es feliz, se a sido herido del marketing.